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miércoles, 5 de marzo de 2014

Cómo viajar con perros en tranvía



Viajar en tranvía tiene algo de romántico, de nostálgico, algo especial. Pero no todas las ciudades tienen tranvía. Curiosamente, aquellas más “civilizadas” en el tema perruno (sobre todo), sí lo tienen y es un gusto moverse por la ciudad. Es cierto que el panorama aéreo, lleno de cables es muchísimo más feo, pero en pos de la comodidad y de la rapidez en el transporte, yo lo firmo. Plasmando la pata, eso sí…
La verdad es que en España no hay muchas ciudades que tengan tranvía, que además suele confundirse con el tren ligero, que no sólo no es un tranvía, sino que la normativa de transporte de animales es distinta… de hecho, en España, sólo podemos viajar en los tranvías de Zaragoza. La ciudad más moderna y avanzada en este sentido. Aunque la norma sea como para darse de bofetadas con alguien, pero algo es algo. Para empezar, los enanos que pesamos menos de 10 kg (deja la operación perrikini… ¡ponte a dieta para poder subir en el tranvía!) podemos ir en brazos, pero metidos en un transportín o algún tipo de bolsa homologada para la ocasión, no sea que nos dé por marcar territorio o algo… a veces me pregunto si la gente que hace estas normas sabe algo de perros o, al menos, ha visto alguno de lejos.
Eso los peques. Los grandotes, pueden subir, con bozal, con cuerda y siempre en el último vagón. En el que más nos mareamos, por cierto… y además, no puede subir más de uno por vagón, excepto si una misma persona lleva dos perros y los dos son suyos… en ese caso: dos.
Luego coges un avión y te plantas en el primer mundo y… la cosa cambia. En Austria, por ejemplo, puedes subir a todos los transportes que quieras y por supuesto, el tranvía no es menos. ¿La norma? Es muy relajada, porque te piden bozal y correa… pero luego la gente, que es muy perrera, sabe que ningún perro se va a comer a un humano ni va a hacer cosas propias de una película de ciencia ficción, porque es un perro, no un alien… así que son muy permisivos. Igual algún policía que quiera multarte se enfada, pero porque tienen un cupo de multas y lo tienen que cumplir, así que siempre es mejor llevarlo por si acaso. Lo que es irrevocable es que hay que pagar medio billete de humano. Y por ese medio billete tenemos derecho a sentarnos en un asiento si nos apetece. A mí es que me gusta mirar por la ventana. Soy curiosa por naturaleza. En Alemania la normativa es casi la misma, pero si eres un perro canijo y vas en un bolsito o en un transportín pequeño, viajas gratis, como los niños en los hoteles. El resto es igual. En Inglaterra… estamos permitidos, a no ser que el personal considere que el perro está endemoniado (que los hay)y que es peligroso… sólo te piden que vayas atado o en una bolsa o transportín, a elegir. No te puedes sentar en un asiento aunque pagues el billete y piden a tus humanos que te tengan “controlado y te cuiden” porque ese no es el trabajo del personal de transportes. Lógico, por otra parte.
A mí, perronalmente, me encanta ir en tranvía. Lo que no sé son las normas exactas de cada país, por lo que os recomiendo que las busquéis antes de llevar a vuestros peludos por el mundo, pero vamos, que viene a ser más o menos lo mismo. Y si sabéis de alguna excepción, por favor, compartidla con nosotros, así entre todos podremos viajar más y mejor.