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miércoles, 20 de noviembre de 2013

Consejos para viajar con un perro en otoño.



Viajar con animales cada vez es más sencillo, afortunadamente. Sin embargo, lejos de las dificultades e imposibilidades que nos ponían antes en todas partes, ahora lo que tenemos que tener en cuenta es lo que le ocurre al perrece cuando se acaba el calor y empieza el frío.
Os cuento, para empezar hay que tener en cuenta que se nos cae el pelo y nos crecen las uñas de una forma un poco exagerada. Es decir, antes de llevarnos a un hotel o a un restaurante, hay que pasar por la silla de los horrores y que nos cortéis las uñas con cuidado de no pasaros porque luego sangramos y nos resulta muy desagradable andar, exactamente igual que cuando vosotros os cortáis las uñas demasiado. No nos gusta. Cortarse las uñas en otoño, se puede hacer una vez o dos, pero el tema del pelo sí que es un problema, así que mi humana, siempre que salimos de viaje, lleva el cepillo ese que por un lado tiene púas de metal separadas y por el otro cerdas para que me brille más el pelo. Cada vez que me cepillan, sale pelo para hacer un cojín, pero así puedo ir a cualquier sitio sin peligro de dejar un regreso tras de mí.
Otra cosa importante vitaminarnos para que no nos constipemos. No, no penséis en pastillas ni en cosas químicas. A mí me plantan un plato de arroz un par de veces al mes y estoy estupenda. Además, con el frío, muchas veces se nos suelta la tripilla y con el arroz todo se mantiene.
Por último, lo más importante. Las almohadillas de nuestras patuelas. Cuando te pasas la semana en la ciudad y el finde te vas al campo, con el frío y la lluvia, a veces se nos agrietan e incluso pueden llegar a sangrar… ¿qué hacer? Pues cremita de Aloe vera, esa que es verde… mi humana me da un masajito en las almohadillas, que me encanta. Eso sí, luego se sienta conmigo un buen rato y nos miramos… hasta que se seca, porque si no, me da por lamerlo y es peor el remedio que la enfermedad.

En otoño no nos hace falta que nos pongan ropa. Por lo menos, no a mí. A mí me hace falta cuando nieva mucho y me llevan por esos países en los que el invierno cae por debajo del cero sin piedad. Pero a mí me gusta.
¿Algún consejo para viajar en otoño? Pues claro. Yo os aconsejo un sitio en el que no llueva demasiado, lo mejor es hacer excursiones a sitios donde haya bosques y mucha naturaleza, ahora que no hay peligro de garrapatas, podemos disfrutar a nuestras anchas.  

miércoles, 2 de octubre de 2013

Bled. El mejor destino para viajar con un perro


En lo alto del castillo. ¡Vaya vistas!

Por todos es sabido que Centroeuropa es un mundo preparado para recibir a los peludos como ciudadanos de primer orden. Ciudadanos que pagan impuestos anuales y que como tal, tienen derecho y obligaciones. Pero de todas las ciudades que he conocido en los últimos meses de mi perra vida, tengo que destacar un delicioso pueblecito en Eslovenia: Bled.
Yo también pude mirar
¿Qué requisitos te piden para entrar en el país? Ninguno. ¿Qué problemas te vas a encontrar? Cero. Si de hecho, en los bares y restaurantes, cuando llega el camarero a pedir la comanda, primero me traen a mí me plato de agua y luego les preguntan a los humanos qué van a querer. No me gusta decir esto, pero… “todavía hay clases” jeje. En algunos sitios incluso hay hamacas o cestas para que estemos tumbaditos y cómodos mientras la familia echa la tarde con su café.  
Navegando...
En Bled tenemos la veda abierta en todas partes. Subimos al castillo y qué vistas desde allí… todo el lago a mis patas. Después navegamos por el lago e incluso fuimos a la isla, que si es bonita desde lejos, poder recorrerla a pata, ya no os digo nada. Y yo no era la única peluda que andaba paseando por allí… conviviendo con patos, cisnes, pájaros… la verdad es que es toda una experiencia. La experiencia de ir en barco por el agua, me pareció extraordinaria, qué festival de olores, qué lugar más mágico.
Un día por la tarde me pegué un bañito con mis humanos en el mismo lago. Había una cisne con sus pollitos por allí y me regañó un poco, pero el lago es público y al final la que se fue, fue ella. Que yo sólo estaba nadando sin molestar a nadie. El resto… todo
maravilloso.
Sí, este era mi barco y yo la princesa
También subimos a los montes de los alrededores. Qué vistas y qué divertido todo. Ni correa, ni bozal, ni nadie histérico a mi alrededor pensando que un perro de un palmo de alto se lo va a comer crudo.
La verdad es que yo siempre tengo suerte, pero lo del hotel ya fue de aplauso. Estuvimos en el Hotel Astoria-Bled. De hecho me dijeron nada más entrar que a partir de las 22:00h no podía ladrar… que me dio hasta risa. Yo no ladro nunca, a no ser que sea estrictamente necesario… Pero todo el día, pendientes de mí y de que no me faltase nada. Encantadores.
En algunos museos me dejaron intrar...
Otra cosa que me encantó fue la gastronomía. Carne. Caza. Unos guisos de algo parecido al Gulash que me encantaron. La verdad es que siempre que ellos piden un guiso se ese tipo y estamos de viaje, al menos me dejan probarlo, porque luego tienen esa teoría de que si no como mi propia comida, me pondré enferma del estómago… el caso es que pareció muy sencillo comprar comida canina en los supermercados e incluso en las gasolineras. Y debo decir, que está buena.
En fin, no os lo vendo más, será mejor que vayáis a comprobarlo. La guía, que además hablaba español perfectamente, estuvo pendiente de mí absolutamente todo el día. Todo el tiempo siendo el centro de atención es algo que gusta, para qué os lo voy a negar. Y por lo que oí… creo que de precio las cosas andas muy, pero que muy bien. Para estos momentos de crisis y con un perrete en la familia, creo que Bled puede ser un destino perfecto.

jueves, 22 de agosto de 2013

Cómo viajar en barco si eres un perro



Ante la insufrible cantidad de problemas que me ponían en algunas compañías aéreas para poder viajar en avión… he cambiado de táctica.
Os cuento. Parece que en muchos aviones, sólo puedes volar “arriba” si eres un puñadito de pelo con patas o si te pones a dieta de risquetos y agua. Servidora está en los límites, pero a mi cuerpo serrano hay que sumarle la jaula… me mandan al calabozo y no parecía buen plan.
Ella, mi humana, que es lista, ha descubierto una solución temporal y esa es: el barco. Digo temporal porque tarde o temprano tendremos que cruzar el charco ese de agua salada que no se puede beber y tendremos todos que doblegarnos a lo que la suerte decida. Pero de momento, he viajado en barco. Concretamente en Grimaldi Lines.
Esto es sencillo porque la verdad es que problemas para subir al barco te ponen cero. Yo, por si acaso llevaba mi perroporte, mis vacunas, mi billete y todos mis papeles en orden y al día. Pero nadie me pidió absolutamente nada.Así que, podría decirse que no hay realmente ningún requisito para que un perro viaje en barco, al menos con esta compañía.
Luego, sí que es verdad que dentro… hay una “Dog Village” donde hay unas casetas de metal  en la cubierta superior. Inhumanas es decir poco, porque si llueve te mojas, si hace sol te tuestas y si hace viento no quiero ni imaginarme en lo que puedes acabar pensando. Pero como los marineros de este barco también tienen peluditos en sus familias, al final hacen la vista gorda y no les importa que vayas un poco a tu aire. Seas del tamaño que seas, que aquí no son racistas. Lo cierto es que mientras no te metas en un camarote y te acuestes en la cama o mientras no entres en el comedor… nadie te dice ni lo más mínimo.
Bueno, la única pega es cuando viajas en una ruta que va o que vuelve de un país árabe, porque esos humanos tienen ancestrales problemas con los animales, con casi todo en realidad porque creo que con cierto tipo de humanos también tienen problemas. Los árabes que se cruzan con peludos huyen entre aspavientos y maldiciones, pero en tanto que son ellos los que se van, a nosotros nos da soberanamente igual  y podemos continuar disfrutando de nuestra travesía.
Lo mejor de todo es la cubierta. Cualquiera de ellas. El sol, que se siente diferente sobre el pelo, el viento que es increíblemente agradable y el olor, porque huele a agua salada… a lo que los humanos llaman “mar”. Eso y el vaivén del suelo, que es muy divertido. Me ha gustado mucho viajar en barco y ser tratada como una más.

jueves, 11 de julio de 2013

CUMPLEAÑOS DE PERROS



Ayer celebré mi perrumpleaños. Ya soy una jovencita de 5 años. Y tuve un día bastante divertido. Mis humanos se portaron especialmente bien…
Voy  a contaros cómo se celebra un cumpleaños canino en toda regla. De mañana, un paseo largo, de esos que da gusto dar, por un bosque tupido para paliar un poco el hecho de que hizo bastante calor. Eso sí, antes de salir, un poquito de “perfume” de ese que repele a las garrapatas y los insectos esos que tanto les gusta subirse encima de nosotros. No es que me guste, porque los sprays no me gustan nada, pero da buen resultado y mi humana lo consiguió a muy buen precio de marca Blanca, así que os lo recomiendo.
Después del paseo fuimos a tomar un aperritivo a una terraza. Una de esas maravillosas terrazas en las que nada más llegar, te sacan un buen cuenco de agua porque saben que los peludos también tenemos sed. Y donde además los dueños, a veces tienen una de esas galletas que me gustan. Ese fue mi aperritivo cumpleañero.
Comimos en casa, porque mis humanos habían preparado una comida especial. Una gran tarta de cumpleaños. Pero no una de esas que veo a veces en las flores, que son tartas dulces, preciosas y repletas de cosas que yo no puedo comer. Una tarta apta para peludos: pienso, lata de la que me gusta y galletas de bacon por encima… increíble. Preciosa. Podéis ver la foto. Me encantó. Me comí la mitad y dejé la otra mitad para la cena. Tampoco quería empacharme.
Después llegaron los regalos. Lo que más me gusta es desenvolverlos, porque la verdad es que todo me hace ilusión: un pompón para jugar con mi humana, un palito de los que limpian los dientes (bastante importante por lo visto, después de comerme mi tarta) y una botella nueva para llevar el agua cuando salimos de paseíto. ¿Qué os parece? Y lo mejor es que la semana que viene mis humanos se van a Bled. En Eslovania... y yo voy!
Ha sido un buen cumpleaños. ¿Vosotros también lo celebráis? ¿cómo son vuestros perrumpleaños? 5C27A84C-e909f4555009667712db532a9b58f118

lunes, 22 de abril de 2013

La odisea de un perro para viajar a Irlanda



Hace poco tiempo tuve oportunidad de visitar Irlanda, Dublín concretamente. Una ciudad amigable con los animales, aunque nunca al nivel de Centroeuropa, donde definitivamente somos ciudadanos.
Sin embargo, lo que más me ha chocado de mis colegas irlandeses es que, lejos de ir como en Centroeuropa donde se nos trata fenomenal, pero sin olvidar que somos de otra especie, es decir, no humanos… poniéndonos la cuerda o el humillante bozal. Lejos de todo eso, en Irlanda mis colegas van a su absoluta bola. Al principio, cuando vi tal cantidad de perros paseando por su cuenta, por la calle, sentí pena y pensé que había mucho peludo abandonado en tierras irlandesas, pero nada de eso. Resulta que allí los perros son como los gatos españoles. Salen de casa por su pata y vuelven cuando han terminado sus gestiones diarias. Como debería ser.
Lo cierto es que debe ser peligrosillo y habrá muchos accidentes, sí. No digo que no, pero me ha encantado ver la libertad con que mis colegas viven su vida en esta tierra.
A mí, me han tratado muy bien. Hay muchos, muchos sitios que admiten nuestra presencia e incluso con mucho mimo. También os advierto que yo he tenido la suerte de ir porque me han invitado a conocer el país, pero por lo visto no es muy fácil el tema del turismo perruno, porque hay que pasar un pequeño calvario de exámenes físicos… para garantizar que no les vamos a pegar nada a los peludos autóctonos o que estamos en condiciones de no contagiarnos de lo que sea que ellos tengan (que es peor), y el caso se alarga en el tiempo. Si queréis viajar y lo planeáis con tiempo no hay pega, el problema es a la hora de las escapadas impulsivas.
Ahí sí que es mejor ni intentarlo, vale?
Concretamente… porque me imagino que me casi a preguntar, os cuento: análisis de sangre para test de rabia. Lo mandan a Granada (en España) y tarda un mes. Si sale negativo, te ponen una cuarentena de 6 meses y mandar una carta al ministerio de agricultura irlandés con todos nuestros datos (resultado negativo del test de rabia, pasaporte perruno, vacunas al día, número del asqueroso chip, datos de los vuelos y los nombres de tus humanos). Luego hay que entrar a Irlanda y para eso te tienen que haber desparasitado contra la Tenia, 24 horas antes (así que el viaje es durillo, con el efecto de la pastillita) y esto tiene que estar clarito ene l pasaporte o te devuelven. En caso de pasar todas estas pruebas… te mandan del aeropuerto a un centro veterinario (20km) y allí te van a buscar tus humanos, previo pago de 160€. Así que no sé hasta dónde compensa el paseo. Yo, ya os digo, he tenido mucha suerte y como me han invitado, me lo han resuelto casi todo. Y el caso es que una cosa es la legalidad vigente y otra lo que luego pasa, porque a mí me pusieron la antirrábica hace tiempo y no me la han tenido que repetir para el viaje. He oído que con 21 días anterioridad es suficiente, no hace falta hacer el test… a no ser que el peludo sea cachorro.  Y me dieron una pastilla de Praziquantel un día antes (sello en el pasaporte y firma del perrólogo) y andando. Así que al final no es tan exagerado el tema. Yo… iría. Merece la pena. 
Por cierto, he oído ladrar que el viaje en ferry... es mucho, mucho más fácil. Así que también es una posibilidad. 
También quería contaros, como muestra del carácter de estos irlandeses para con sus familiares de otra especie. Y es que estuve en unos jardines enormes, de un palacio, creo que recordar: Powerscourt. Un sitio que debe de tener una historia apasionante y que si queréis saberla os paso un link. Para nosotros el dato es, la familia que construyó este lugar era tan, tan, tan inteligente, que eran conscientes de que la familia la componen los que forman el hogar y para ellos los peludos eran tan importantes como los humanos, así que igual que había un cementerio para humanos, también había un cementerio para los perritos familiares que iban cayendo, desde hace más de un siglo. Encantador, verdad? Yo… me he quedado enamoradita perdida.