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lunes, 5 de septiembre de 2011

Una noche en el Elipsos


Un viajecito en tren es siempre mucho más cómodo que un avión. No hay que llegar dos horas antes, no hay que hacer colas y colas para que te lo revisen todo, que parece que estás en el colegio, puedes llevar todo el equipaje que quieras y, lo mejor de todo, es que si te has pasado de peso o no eres un Chihuahua, no te mandan a la bodega. Siempre puedes ir mirando por la ventana. Para los que tenemos cuatro patas, el tren es siempre mejor.
Hace poco tuve la suerte de salir de viaje en el Episos. El tren hotel que te lleva de Madrid a París. Aunque esa misma red tiene otros muchos destinos desde y hacia otras ciudades. Es cuestión de ir probando: Madrid, Barcelona, Milán, Zurich...
La verdad es que eso de dormir al compás del "chucu-chucu" del vagón es como estar metido en una cuna. Hay muchas formas de disfrutar del tren, desde luego, porque puedes comprar un billete para una cabina privada, uno para una cabina compartida, uno para un asiento, posibilidades las tienes todas y si buscas ese billete en la web, todavía puedes encontrar ofertas mejores. En cualquier caso, lo importante es hacerse un hueco en el tren y emprender el viaje. Todo tiene su ventaja, porque en la cabina privada vas a tu aire, pero en la compartida, está claro que puedes ir con tu pandilla o hacer amigos. Si eres de esos que no duermen en cama extraña, lo mejor es coger un asiento y aprovechar el tiempo leyendo, por ejemplo. A mí todo me pareció muy bien. Incluso encontré algún que otro amigo peludo, que no fui la única que viajaba.
Este viaje nocturno puede permitirnos llegar a otras ciudades, llegar más lejos, viajar y acompañar a nuestras familias, sin tener que quedarnos en casa esperando, como casi siempre. Y es que, viajar con perros no es ni tan incómodo ni tan difícil. Sólo hay que lanzarse y llevarnos.

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