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viernes, 1 de julio de 2011

Soy Berlín Perrez y también voy de vacaciones


Y si los perros no viajan... ¿por qué yo voy a tantos sitios? Yo tengo suerte. Eso hay que reconocerlo. En una vida anterior elegí vivir como un perro con suerte y aquí me tenéis. En una casa en la que soy la reina y señora y en la que mi ladrido vale lo mismo que las palabras de los demás. Democracia pura. El año pasado nos compramos un coche a medias y oficialmente soy poseedora de medio coche. Toda la parte de atrás es mía. Razón por la que puedo viajar con asiduidad más o menos lejos.
Y cuando digo más o menos lejos no me refiero a que me lleven hasta el supermercado cuando van a hacer la compra. Ella me lleva más. Él me deja mucho tiempo libre. Pero el motivo de que escriba estas palabras, es que acabo de ver un anuncio triste y deslucido en Internet: "él nunca lo haría". ¿Es cierto que durante los meses de vacaciones la gente abandona a sus perros?, ¿es porque ya no los quieren?, ¿o simplemente es porque no saben qué hacer con ellos? Sí, es cierto. No es muy fácil viajar cuando tienes cuatro patas y pelo por todo el cuerpo. A mí no me resulta fácil y sólo peso 8 kilos. Supongo que a los peludos grandes les dejarán entrar en menos sitios que a mí. Pero eso no es excusa. Cuando salgamos todos con nuestras perroletas y demostremos lo bien que sabemos comportarnos los de cuatro patas, seguro que nos dejan campo libre en todas partes. Es que aún tenemos mala fama. Nadie se tomó la molestia de educar como es debido a nuestros abuelos y los pobres crearon esa mala fama. Pero nuestra generación no tiene nada que ver. No voy a exagerar diciendo que sabemos idiomas, porque yo aún no sé maullar ni nada de eso, pero sí puedo asegurar que soy una buena chica y que cuando quiero nadie nota mi presencia.
Quizá esa es la razón de que viaje tanto. Esa y que ellos confían en mí. Soy de fiar. Si queréis puedo describir aquí mis andanzas y recomendar esos lugares que voy conociendo, pero sobre puedo, puedo contaros cómo me lo monto para que me dejen entrar en todas partes. A lo mejor detrás de mí, pueden entrar los demás peludos que sepan comportarse.
Ese es el trato. Demostrémosles quiénes somos y así no nos quedaremos más años sin vacaciones familiares.

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