Hoy vamos a ir a un sitio cerquita de casa… vamos a visitar
Lisboa. Una ciudad que me ha encantado y que creo que tiene la luz más bonita
del mundo. ¿Qué os puedo contar de Lisboa? Pues por difícil de creer que os
parezca, Portugal, es un país que nos lleva muchos años de adelanto en esto de
ser peludos que conviven con humanos y ya hace mucho tiempo que allí se nos
trata mejor que en España.
Restaurantes, bares y terrazas, no sólo permiten que los de
cuatro patas entremos sin problema (en la inmensa mayoría de los sitios) sino
que además, normalmente nos ofrecen agua sin que tengamos que pedirla y lo
mejor de todo: con una sonrisa en la cara!! Así da gusto.
Por la ciudad, no hay problema en ningún sitio. Siempre que
vuestro humano lleve bolsitas para “ir al baño”, nadie te dice nada. Todo lo
contrario, suelen ser muy simpáticos con los peludos. Pero no todo es alegría…
porque en la mayoría de los sitios turísticos no nos dejan pasar. Tampoco es
que a mí me interesaran especialmente los museos, las iglesias ni las salas de
conciertos, pero os o cuento por si a alguno de vosotros sí. Yo prefiero
quedarme fuera y esperar a que echen un vistazo… a las iglesias… a los museos
no les dejo entrar. En algunos parques públicos tampoco nos dejan poner
nuestras patas. Y eso sí que me fastidia, pero bueno… por ejemplo, el Castillo
de San Jorge lo he podido visitar (por fuera), pero el Palacio Da Pena en
Sintra no, ni siquiera por fuera. Me quedé con las ganas porque era un jardín
grandísimo… un bosque y estaba lleno de olores nuevos. En fin… a cambio sí que
hay muchas playas en las que los peludos podemos bañarnos sin ningún problema.
Os recomiendo que preguntéis antes porque alguna playa hay en la que no somos
bienvenidos y no vaya a ser, pero la mayoría… están a nuestra disposición. De
hecho, fue en Lisboa la primera vez que yo pisé el mar!! Y qué experiencia!!
Por cierto, por muy divertido que sea y mucha sed que tengáis, esa agua no se
bebe….
El tema de los transportes públicos es otro cantar. Podemos
viajar pero en la jaula o bien atados y en muchos casos con bozal. No sé
porqué, pero es así. Hay un montón de normas a este respecto, es más, os dejo
un LINK
para que podáis consultarlo mejor porque las normas no son iguales para todos y
resulta que si eres un “perro peligroso” cambian. No sé qué es exactamente un
“perro peligroso” pero por lo visto los hay. De todas formas, Lisboa no es una
ciudad muy grande, quiero decir, al menos la parte que nos interesa a los que
no vivimos allí. Eso quiere decir que lo mejor es que vuestros humanos se
animen a recorrerla “a patita”. Es verdad que hay un sinfín de cuestas que
subir, no es gratis lo de “ciudad de las 7 colinas”, pero tiene tanto encanto
que merece la pena. Siempre podéis decirles a vuestros compañeros de dos patas
que al final del día se habrán ganado un pastelito de Belém, que es una cosa
que a nosotros no nos gusta porque está lleno de azúcar, pero a ellos les
encanta y les compensará. Eso y las fotos.
Otro punto muy importante son los hoteles.
Sorprendentemente, no suelen ponernos
ninguna pega y son muy simpáticos con nosotros. Y no sólo en Lisboa, también en
Sintra, Estorial, Belém o Cascais. No hay problema en el 99% de los casos, pero
yo, por si acaso, siempre os recomiendo que llaméis primero para preguntar, que
en este mundo hay humanos para todo. A mí Lisboa me encantó. Así que sólo puedo
decir cosas bonitas y recomendarlo, además creo que es un destino bastante
económico para que vayamos toda la familia juntita, espero que vuestra
experiencia sea igual de buena o incluso mejor que la mía.
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