Viajar en tranvía tiene algo de romántico, de nostálgico,
algo especial. Pero no todas las ciudades tienen tranvía. Curiosamente,
aquellas más “civilizadas” en el tema perruno (sobre todo), sí lo tienen y es
un gusto moverse por la ciudad. Es cierto que el panorama aéreo, lleno de
cables es muchísimo más feo, pero en pos de la comodidad y de la rapidez en el
transporte, yo lo firmo. Plasmando la pata, eso sí…
La verdad es que en España no hay muchas ciudades que tengan
tranvía, que además suele confundirse con el tren ligero, que no sólo no es un
tranvía, sino que la normativa de transporte de animales es distinta… de hecho,
en España, sólo podemos viajar en los tranvías de Zaragoza. La ciudad más
moderna y avanzada en este sentido. Aunque la norma sea como para darse de
bofetadas con alguien, pero algo es algo. Para empezar, los enanos que pesamos
menos de 10 kg (deja la operación perrikini… ¡ponte a dieta para poder subir en
el tranvía!) podemos ir en brazos, pero metidos en un transportín o algún tipo
de bolsa homologada para la ocasión, no sea que nos dé por marcar territorio o
algo… a veces me pregunto si la gente que hace estas normas sabe algo de perros
o, al menos, ha visto alguno de lejos.
Eso los peques. Los grandotes, pueden subir, con bozal, con
cuerda y siempre en el último vagón. En el que más nos mareamos, por cierto… y
además, no puede subir más de uno por vagón, excepto si una misma persona lleva
dos perros y los dos son suyos… en ese caso: dos.
Luego coges un avión y te plantas en el primer mundo y… la
cosa cambia. En Austria, por ejemplo, puedes subir a todos los transportes que
quieras y por supuesto, el tranvía no es menos. ¿La norma? Es muy relajada,
porque te piden bozal y correa… pero luego la gente, que es muy perrera, sabe
que ningún perro se va a comer a un humano ni va a hacer cosas propias de una
película de ciencia ficción, porque es un perro, no un alien… así que son muy
permisivos. Igual algún policía que quiera multarte se enfada, pero porque
tienen un cupo de multas y lo tienen que cumplir, así que siempre es mejor
llevarlo por si acaso. Lo que es irrevocable es que hay que pagar medio billete
de humano. Y por ese medio billete tenemos derecho a sentarnos en un asiento si
nos apetece. A mí es que me gusta mirar por la ventana. Soy curiosa por naturaleza.
En Alemania la normativa es casi la misma, pero si eres un perro canijo y vas
en un bolsito o en un transportín pequeño, viajas gratis, como los niños en los
hoteles. El resto es igual. En Inglaterra… estamos permitidos, a no ser que el
personal considere que el perro está endemoniado (que los hay)y que es
peligroso… sólo te piden que vayas atado o en una bolsa o transportín, a
elegir. No te puedes sentar en un asiento aunque pagues el billete y piden a
tus humanos que te tengan “controlado y te cuiden” porque ese no es el trabajo
del personal de transportes. Lógico, por otra parte.
A mí, perronalmente, me encanta ir en tranvía. Lo que no sé
son las normas exactas de cada país, por lo que os recomiendo que las busquéis
antes de llevar a vuestros peludos por el mundo, pero vamos, que viene a ser
más o menos lo mismo. Y si sabéis de alguna excepción, por favor, compartidla
con nosotros, así entre todos podremos viajar más y mejor.
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