Hace poco tiempo tuve oportunidad de visitar Irlanda, Dublín
concretamente. Una ciudad amigable con los animales, aunque nunca al nivel de
Centroeuropa, donde definitivamente somos ciudadanos.
Sin embargo, lo que más me ha chocado de mis colegas
irlandeses es que, lejos de ir como en Centroeuropa donde se nos trata
fenomenal, pero sin olvidar que somos de otra especie, es decir, no humanos…
poniéndonos la cuerda o el humillante bozal. Lejos de todo eso, en Irlanda mis
colegas van a su absoluta bola. Al principio, cuando vi tal cantidad de perros
paseando por su cuenta, por la calle, sentí pena y pensé que había mucho peludo
abandonado en tierras irlandesas, pero nada de eso. Resulta que allí los perros
son como los gatos españoles. Salen de casa por su pata y vuelven cuando han
terminado sus gestiones diarias. Como debería ser.
Lo cierto es que debe ser peligrosillo y habrá muchos
accidentes, sí. No digo que no, pero me ha encantado ver la libertad con que
mis colegas viven su vida en esta tierra.
A mí, me han tratado muy bien. Hay muchos, muchos sitios que admiten nuestra presencia e incluso con mucho mimo. También os advierto que yo he
tenido la suerte de ir porque me han invitado a conocer el país, pero por lo
visto no es muy fácil el tema del turismo perruno, porque hay que pasar un
pequeño calvario de exámenes físicos… para garantizar que no les vamos a pegar
nada a los peludos autóctonos o que estamos en condiciones de no contagiarnos de
lo que sea que ellos tengan (que es peor), y el caso se alarga en el tiempo. Si
queréis viajar y lo planeáis con tiempo no hay pega, el problema es a la hora
de las escapadas impulsivas.
Ahí sí que es mejor ni intentarlo, vale?
Concretamente… porque me imagino que me casi a preguntar, os
cuento: análisis de sangre para test de rabia. Lo mandan a Granada (en España)
y tarda un mes. Si sale negativo, te ponen una cuarentena de 6 meses y mandar
una carta al ministerio de agricultura irlandés con todos nuestros datos
(resultado negativo del test de rabia, pasaporte perruno, vacunas al día,
número del asqueroso chip, datos de los vuelos y los nombres de tus humanos).
Luego hay que entrar a Irlanda y para eso te tienen que haber desparasitado
contra la Tenia, 24 horas antes (así que el viaje es durillo, con el efecto de
la pastillita) y esto tiene que estar clarito ene l pasaporte o te devuelven.
En caso de pasar todas estas pruebas… te mandan del aeropuerto a un centro
veterinario (20km) y allí te van a buscar tus humanos, previo pago de 160€. Así
que no sé hasta dónde compensa el paseo. Yo, ya os digo, he tenido mucha suerte
y como me han invitado, me lo han resuelto casi todo. Y el caso es que una cosa
es la legalidad vigente y otra lo que luego pasa, porque a mí me pusieron la
antirrábica hace tiempo y no me la han tenido que repetir para el viaje. He oído
que con 21 días anterioridad es suficiente, no hace falta hacer el test… a no
ser que el peludo sea cachorro. Y me
dieron una pastilla de Praziquantel un día antes (sello en el pasaporte y firma
del perrólogo) y andando. Así que al final no es tan exagerado el tema. Yo…
iría. Merece la pena.
Por cierto, he oído ladrar que el viaje en ferry... es mucho, mucho más fácil. Así que también es una posibilidad.
También quería contaros, como muestra del carácter de estos
irlandeses para con sus familiares de otra especie. Y es que estuve en unos
jardines enormes, de un palacio, creo que recordar: Powerscourt. Un sitio que
debe de tener una historia apasionante y que si queréis saberla os paso un
link. Para nosotros el dato es, la familia que construyó este lugar era tan,
tan, tan inteligente, que eran conscientes de que la familia la componen los
que forman el hogar y para ellos los peludos eran tan importantes como los
humanos, así que igual que había un cementerio para humanos, también había un
cementerio para los perritos familiares que iban cayendo, desde hace más de un siglo.
Encantador, verdad? Yo… me he quedado enamoradita perdida.