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martes, 5 de agosto de 2014

Croacia: un viaje muy barato para hacer con perro



En el mirador de Rovinj

Mi último viaje ha sido por tierras croatas. Afortunadamente mis humanos se portan y me llevan en coche, aunque ellos tengan que conducir 7 horas… no les importa, porque dicen que viajar en avión sería un rollo… para mí. Así que allá nos hemos ido, a conocer la península de Istria.
Las playas son de piedra, no de arena
Lo primero que tengo que decir es que nos hizo muy mal tiempo, pero eso no es culpa de nadie, lo malo es que eso me alejó un poco más de las playas de lo que me habría gustado. Lo bueno es que no pasé tanto calor como esperaba. Y eso que voy rapadita con el look de verano.
¿Qué os puedo contar de Croacia? Lo primero es que a los perros nos ponen pocas pegas. Poquísimas. De hecho, al cruzar la frontera (como digo por carretera) a mis humanos les pidieron identificación, a mí, que me asomé a la ventana para saludar al agente… ni me miraron. Ella, rápidamente sacó mi perroporte (pasaporte veterinario internacional vigente) con todas mis vacunas y esas cosas con las que me permiten viajar en regla y el agente la miró con gran extrañeza, luego a mí… sin coger el perroporte, le devolvió las identificaciones humanas y nos hizo seña de seguir. Yo me ofendí un poco, la verdad, pero luego pensé que era lógico… los que la lían son los humanos, los perreces nunca somos ilegales ni damos problemas, así que está claro que para entrar o salir de Croacia, a los perros no nos ponen ninguna traba. No puedo decir qué pasa si llegas en avión, pero en coche, nada de nada. Ya os contaré qué pasa en avión, la próxima vez, aunque según tengo entendido, con el perroporte en regla no hay pega.
Duchas para perros!!!!!
Infraestructuras excelentes
Bueno, ¿qué es lo que más me ha sorprendido en Croacia? Las playas. Son de piedra. Hay muy poquitas playas de arena, casi todas son de piedrecitas o directamente rocas. Pero lo que más me ha gustado es que hay playas para humanos y hay playas para perros. En las playas de perros, como nosotros somos así… dejamos que nuestros humanos también se bañen con nosotros. Si quieren. Pero lo que más me ha sorprendido es la infraestructura: había duchas para humanos y duchas para perreces. Porque la sal puede ser igual de molesta para unos que para otros. Y siempre es agradable darse un paseíto hasta el hotel, después del baño, ya sin sal. Os pongo una foto.
Otra cosa maravillosa es que la gente va a su bola. Es decir, si tú te metes, por error o por lo que sea, en una playa que no es la tuya, no viene nadie corriendo a regañarte. Te miran y ya. Luego tú te das cuenta o no, pero no pasa nada más. Se ve que los croatas no son gente estresada y sus vidas son lo suficientemente interesantes como para no tener que meterse en las de los demás.
Los restaurantes suelen tener cuencos de agua para perreces y no te ponen pegas. En general, las condiciones son mejores que en otros países en desarrollo animal, como España, pero no son tan, tan cariñosos como los húngaros. Los croatas, en general, van a su bola y da igual que seas un humano, que un perro que un marciano, no te molestan.
La comida. A mí es que el pescado me pierde y si se cae un cachito del plato de ellos… pues siempre es bienvenido. Buscan y rebuscan para asegurarse de que no tiene espinas, que yo no sé qué son las espinas, porque nunca he visto ninguna, pero el caso es que el salmón, el atún, el pescado blanco en general e incluso las gambas están de muerte. Fresquísimo y según he oído… muy barato todo. Además allí se paga en kunas, que no son euros, pero que al cambio, por lo visto… un euro son muchas kunas.
Mis regalos en Valamar Hotels
Un placer haber viajado a Istria y un placer haberme bañado en la playa. Estuve además en una cadena de hoteles que son especialmente cariñosos con los perreces: Valamar. Ellos me regalaron una toalla de playa, 3 juguetes perrunos y un cuenco de agua, además me dejaron en la habitación una hoja con las normas a seguir para las mascotas y los números de los veterinarios de guardia por si me pasaba algo. Y un cartel para indicar que estaba en la habitación… lo que quiere decir que son de los poquísimos sitios en los que permiten que el perrece se quede echando la siesta cuando los humanos quieren ir a algún sitio ellos solos. Que no es el caso de los míos, porque comen en mi pata y no van a ningún sitio sin mí, pero lo digo por si se da el caso y los vuestros necesitan saberlo. Me ha encantado Croacia.