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martes, 23 de febrero de 2021

Hoteles para perros y para niños

 

Vacaciones en el hotel Nockalm

Pues ya estoy aquí otra vez. Tengo algo que contaros para cuando se termine esto de que los humanos estén encerrados y paseen con bozal. No es que mis humanos fueran mucho de ponerme bozal, pero después de esta experiencia han decidido que, si tienen que conducir dos días seguidos, lo harán para no volver a obligarme a mi a viajar en una jaula y mucho menos con bozal. Así que no hay mal que por bien no venga. Y qué simpáticos están todos con el hocico tapado, verdad?  Que sólo se les ven los ojitos a los pobres…

Bueno, la cuestión es que en estos meses han pasado muchas cosas. Y mis humanos se han reproducido. Esto significa que ahora las vacaciones son aun más complicadas que antes. Pero mi humana, es muy resolutiva y ha encontrado la solución. Resulta que en el mundo hay hoteles especiales, donde todos los deseos de una familia multiespecie se pueden ver atendidos. Son hoteles para niños donde admiten mascotas. O alrevés. Y nosotros, claro está, fuimos corriendo a ver qué significaba eso. Fueron unas vacaciones perfectas en el Hotel Nockalm en Carintia, Austria.

El lugar es algo así como un paraíso de esos que salen en las fotos de los libros, pero que luego cuando llegas al lugar, no tienen nada que ver… pues aquí sí. Era como un cuento de Heidi. Todo montañas, todo verde, todo casitas preciosas… y nuestro fabuloso hotel en la ladera de una colina. ¿Queréis que os describa las posibilidades del lugar para cada uno? Pues bien, lo cierto es que los cachorros de humano, son los principales disfrutadores del sitio: menú para niños, una habitación gigantesca repleta de juegos, juguetes, libros, colores y hasta un millón de pelotitas de colores sobre las que caer desde un tobogán. A veces, había allí una señora que cuidaba de los cachorros de humano, con lo que mis humanos y yo tuvimos tiempo libre para nosotros. Además, había una cocina para guardar sus tarritos con esos purés que comen ellos y calentarlos y prepararlos, si no podían comer del menú del restaurante, que también era para niños, pero bueno. Todas las paredes con dibujos y señales para que los enaoss no se pierdan y puertas con seguros y con cosas de esas para evitar que hagan de las suyas… todo bajo control. En la piscina también había flotadores y juguetes para parar un tren y en el jardín, había trampolines, saltadores, castillos inflables y un montón de cosas más, para cachorros de humano de diferentes edades. Y un arenero!! Eso significa que yo tuve bastante tiempo libre y disfruté mucho del buen humor de mis humanos que estaban menos liados que de costumbre. Aunque sólo fuera por eso, ya me gustó el sitio.


Para los humanos mayores, también había un bar, cócteles, tumbonas al sol con vistas a los Alpes, una zona especial sólo para adultos donde en realidad había más tumbonas y silencio y donde te daban masajes y te hacían mimitos… porque a los humanos también les gusta que les rasquen el lomo. Muy buen rollo, la verdad.

Y para mí… para los perreces, lo mejor. Acceso ilimitado a todas partes. Nadie me puso una pega en ningún momento, ni siquiera cuando se me ocurrió asomar el hocico por la piscina cubierta a ver qué se cocía por allí… en vez de gritarme y echarme como es costumbre, la gente, dijo: “ay qué mona!, qué graciosa” y me cayeron caricias… comer, comí mejor que nunca. Vamos, que no me restringieron el acceso ni a la zona de la granja, donde hay animales para que los niños puedan conocerlos en vivo y acariciarlos, ya sabéis, cabras, conejos, etc… pues todos muy amistosos. Como yo. El jardín enorme… así que yo estuve a mis cosas, corriendo, tomando el sol, descansando… una gozada inmensa. Creo que no hubo quejas por parte de ningún miembro de la familia.

Lo cierto es que había algunas otras actividades, como excursiones a un montón de sitios interesantes y que además, en invierno, se puede usar de base de operaciones para ir a esquiar, porque hay una estación a pocos metros, pero que una familia multiespecie se apunte a esas cosas ya es más complicado porque donde va uno no puede ir el otro, como siempre… así que quedarse en el hotel es también una opción estupenda porque de lo que se trata es de pasarlo bien, pero sobre todo de descansar. Uno de mis lugares favoritos a partir de ahora. Os lo recomiendo a todos los que tengáis una familia en crecimiento.  

miércoles, 18 de marzo de 2020

Los perros nos quedamos en casa

Un ratito en la terraza. Tomando el sol

Hoy no toca viajar. Hoy no nos dejan. Toca quedarse en casa y guardar la cuarentena. No es que yo lo necesite, porque los perros no nos contagiamos, pero veo a mis humanos tan preocupados que me quedo con ellos para hacerles compañía el tiempo que haga falta.
Controlando la calle por si acaso
Aprovechando que estamos aquí sin salir, bueno casi, porque salir salgo un poquito cada día, como debe de ser… pero aprovechando quiero contaros algunas cosas importantes que quizá, también sean importantes para vuestros humanos.
Lo primero es que los peludos no nos contagiamos del virus. No nos contagiamos, ni contagiamos a nadie, ni lo transportamos ni se nos acerca porque somos demasiado buenos para él. Coronavirus hay muchos, son como una gran familia, por eso los numeran. El de los humanos es el 19 y el nuestro el CCV, es decir, si nosotros nos contagiamos de Coronavirus, es otra cepa y otro bicho diferente, que se nos agarra a las tripillas y entonces sí que hay que sacarnos a la calle mucho, mucho. Es un virus estomacal. Que por cierto en España hay poquito porque nos suelen vacunar y no lo es normal cogerlo. Suele afectar a los cachorros hasta los 3 meses. Así que stop estrés que no hay motivo. Los virus de los humanos son alfa y los nuestros son beta. No son ni primos.
Celebrando San Patricio
He oído que hubo un caso de un perro en Hong Kong, que se contagio “levemente” y que al final se murió con el virus de los humanos… eso suena más raro que todo lo demás. Pero vamos a ver, que el perro dio positivo una vez y negativo las demás… y que tenía 17 años. No sé, no parece muy concluyente el caso.
Y como no nos contagiamos pues no haría falta estar en cuarentena ni tener miedo, pero aun así, como nuestros humanos son delicados, primero, no conviene dejarlos solos en estos momentos y segundo: es una buena idea que al volver de pasear, nos “limpien” un poco. Puede ser con una toalla húmeda, que nos pasen por el pelo, incluidas las patas o que nos den un spray de esos desagradables que siempre hay en casa.
Las siestas, en la ventana también. Control ante todo.
Mi humana fabrica el suyo propio: tiene agua, un poquito de alcohol que yo lo huelo, un poquito de agua oxigenada, pero poco que luego me quedo rubia y no es plan. Tiene aceite de coco, que además ayuda a que no se me suban las malditas garrapatas y no se me acerquen las orugas. Y tiene unas gotitas de aceite de lavanda y de aceite de árbol de té. Unos cuantos disparos por el pelaje y como nueva. Eso sí, estoy oliendo a perra ligera de cascos un rato, pero bueno… si no me lo echa muy cerca del hocico, vamos bien.
Si en vuestra casa no hay ningún infectado, las medidas son las normales: que se laven las manos, que lo tengan todo limpito, que se porten bien y que no salgan. Y si hay algún infectado, que os hable con mascarilla, que se mantenga a un metro y que, si hay que irse a otra casa mientras tanto, o bien os tienen que comprar todo el menaje nuevo o que os lo laven bien, bien. Pero por ellos, eh? Que a nosotros sigue sin afectarnos, vale?
Siesta entre cogines. Mi favorita.
Y si cuando salgáis a la calle, que no se os acerque ningún amigo y sobre todo, que no os toque ningún otro humano. Eso es importante. Mientras estéis en casa, haced muchos mimos a los humanos, que están estresados y pensad que esto son unas semanas de nada y que en seguida volveremos a viajar y a pasarlo bien. Aprovechad para poneros al día en siestas y pedid que os den muchas chuches y cosas ricas de comer.
El día de antes de empezar la cuarentena, mi humana me llevó a la tienda de chuches perrunas y ¡nos compramos un saco! Estoy provista hasta nueva orden.
Si queréis para pasar el rato, me podéis contar vuestras experiencias en cuarentena y que tal se están portando vuestros humanos. Yo voy a seguir aquí. Ánimo a todos!!!

sábado, 13 de abril de 2019

El Hotelito pefecto para los perrunos

El río Alberche, en Navaluenga

Desde hacer unos días, sois muchos los que habéis preguntado por un lugar para hacer una escapada perruna, en España. Y como el buen tiempo ya esta en camino, pues os voy a recomendar mi rincón favorito. Se llama ElHotelito.
Es un hotel pequeñito, evidentemente, pero grande, grandísimo!! Veréis, para empezar, su lema es “desde un canario, hasta un caballo”… es decir, no sólo podemos ir los peludos, puede ir cualquier bicho vivo que se porte como es debido. De hecho, pueden ir humanos de todas las edades, no os digo más. Aunque la verdad, es que lo más popular es que vayamos perreces. Hay habitaciones en el piso de arriba, con su terracita, que están muy bien. Aunque las comodidades del piso de arriba son más para nuestros humanos (jacuzzy, bañera con chorros, etc…); en el piso de abajo, el del jardín, tiene terracitas privadas en las que podemos tomar el sol sin que nadie nos moleste, o en las que podemos quedarnos mientras nuestros humanos duermen la siesta. Perrosonalmente, me gusta quedarme abajo.
En el salón de la entrada, donde la chimenea
Además, el hotel está en plena naturaleza. El pueblo se llama Navaluenga, que está cerca de Ávila. En la provincia o no sé cómo funciona eso. Y está a las afueras del pueblecito. Se puede llegar perfectamente, porque hay transporte público, claro, pero lo más cómodo es ir en coche. Una vez allí, todo está cerca. Y a mí me encanta porque mis humanos van andando a todas partes y eso significa que yo voy de paseíto. Nadie se queja, nadie te regaña, nadie molesta. Una gozada.
Lo que más me gusta, además de que hay caballos y ya sabéis que yo adoro los caballos, es que hay un río. Y en las orillas, no cubre así que me puedo meter hasta “la línea de flotación” y mojarme sólo las patas. Que si es verano y hace mucho calor, también tengo que reconocer que me he dado buenos chapuzones, pero en esos días de entretiempo, con las patas, tengo más que suficiente.
Para nosotros, que es lo importante, las excursiones y el deporte están garantizados, pero a veces hay que pensar también un poco en nuestros humanos, que al fin y al cabo son parte de nuestra manada. Para ellos hay un millón de cosas que hacer. Además, así es mejor porque están entretenidos, se relajan, bajan la guardia y luego son más amables. Catas de vino, cursos de pintura, gastronomía, avistamiento de aves, fotografía y vete a saber cuántas cosas más. Tienen un saloncito con biblioteca y un montón de libros para leer. Y nosotros podemos tumbarnos por allí, si es de día nos da el solecito y si es de noche y hace frío, nos ponen la chimenea… que es una cosa que me encanta. Parece un hogar. Se está muy a gusto. 
La terracita privada
La comida es muy buena en Navaluenga. Hay grandes restaurantes, pero sobre todo, se fomenta el rollo del tapeo, lo que significa que si te sientas debajo de la mesa y lo deseas con fuerza, algo cae seguro. Y la gente es muy agradable. No tienen perrojuicios contra nosotros, nos tratan con cariño y con respeto en todas partes. Tengo que reconocer que yo, allí, he comido como una marquesa. Por ese lado no hay queja. Bueno ni por ninguno. Quejarme, no puedo quejarme, la verdad. Me encanta ir allí. ES como desconectar de todo y dedicarte exclusivamente a disfrutar.
Y ahora es cuando me vais a preguntar el precio. Eso tenéis que verlo directamente AQUÍ, porque yo de euros no entiendo, pero por lo que oigo, no es caro. Y un premio de vez en cuando tampoco está mal. Son vacaciones como estando en casa, pero en un sitio que no es nuestra casa y que es mucho más bonito y entretenido. Por favor, si vais, contadme qué os ha parecido y decid que vais de mi parte, porque seguro que eso significará que os darán un chuche perruna. Feliz escapada amigos.